La presentación de la antología de poemas Espejo de doble filo ocurrió durante la tarde del cuarto día de eventos de la Felimaz 2015. El acto se estructuró como una discusión entre el poeta local Moisés Vega, quien fungió como moderador, y el poeta y editor de la compilación presentada, Iván Trejo. Con ambos hombres sentados en el escenario frente a su audiencia, la conversación comenzó a fluir.
El libro, subtitulado como una “antología binacional de poesía sobre la violencia”, sirve como una colección de poesía que trata con la cruda realidad de la violencia desde la perspectiva de dos naciones que la conocen bien: México y Colombia. A través de la obra de poetas jóvenes y veteranos de ambos países, se ilustran las dinámicas sociales como causas de la violencia que trae consigo el crimen organizado, a la vez que exploran otros tipos de violencia comunes derivadas de grietas sociales que los gobiernos de ambos países han sido incapaces de arreglar.
La dinámica creada por la interacción de ambos poetas en el escenario resultó agradable. Vega, en un estilo más casual, sacaba temas y soltaba cuestionamientos, los cuales Trejo, el más serio y sobrio del par, se dedicaba a responder, muchas veces compartiendo relatos o comentarios llenos de sabiduría que cautivaban la atención de los presentes. Entre los temas tratados estuvieron las diferencias entre las historias de violencia de México y Colombia, las “figuras mesiánicas” creadas por el narcotráfico, el carácter no comercial de la poesía, la renuencia por parte de escritores de generaciones pasadas de ser relacionados con la “narco-literatura” y su objetivo de recopilar poemas que capturasen la realidad pero sin caer en el mal gusto o la vulgaridad.
Cuando la conversación dio paso a la lectura de algunos de los poemas a cargo de ambos hombres, Trejo se mostró un poco sorprendido por los aplausos que las obras, de naturaleza violenta explícita, recibían por parte del público. “Qué horrible aplaudir a estos poemas”, dijo el escritor, medio bromeando. Pero la verdad es que, Sr. Trejo, lo horrible es vivir la realidad donde fueron concebidas esas obras. Estos poemas (o narco-poemas, como son llamados por algunos) son tan sólo una respuesta artística ante tan barbáricos actos y, para algunos, la única manera en que pueden hacer escuchar su voz en una sociedad que busca acallarlos. Eso es, sin duda alguna, algo que merece aplausos.
Rodolfo Camacho
Rodolfo Camacho
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